ALDABADA

 

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Ya rompía la primavera en Badajoz cuando se abrió la XI Feria del Libro auspiciada por el Ayuntamiento de la Ciudad. Bajo la responsabilidad del concejal delegado de Cultura, Hernán Cortés Villalobos, una treintena de casetas se abrieron en la Avenida de Huelva entre el 20 y el 27 de abril de 1991.
    No muchos libreros de Badajoz asistían por entonces a este evento, pero a la cabeza de ellos andaba el incansable Francisco Huertos, que en paz descanse, y al que tantas charlas y presentaciones de libros debo. Gracias, Paco, por todo.
    Vinieron a estar con nosotros mucha gente interesante, Carmen Martín Gaite, José Mª Guelbenzu, Almudena Grandes, Luis Landero, Jesús Delgado Valhondo, Manuel Pacheco…que justo el día del Libro, el 23, andaba recitando, en público, en defensa de los amenazados cedros de la Avenida de Fernando Calzadilla…
    Varias conferencias se programaron, en el Instituto Zurbarán, y algunos otros actos, entre ellos un grupo de poetas reunidos en homenaje a San Juan de la Cruz, Santiago Corchete, Manuel Pecellín, Rufino Félix, Pacheco, Robles Febré…
    Durante toda la Feria estuvo abierta, en la sede histórica, de la Real Sociedad Económica, una exposición sobre el Quijote, con fondos antiguos propios de esta Real Sociedad.
    En ese marco aparece programada una reunión de bibliófilos, para el último día, el 27 por la mañana, en el Hotel Zurbarán.
    Fue Carlos Doncel, compañero de la Económica –que la tierra te sea leve Carlos, gracias- quien me hizo llegar la convocatoria. Un elaborado pliego en el que un tal Joaquín González Manzanares convocaba a los amantes de los libros para hablar de nuestra pasión por la Bibliofilia Extremeña. Joaquín se había permitido proponer/invitar una serie de nombres y un punto 39 al que nos enganchamos otros…
    En la imagen de la convocatoria pueden ver, señalados con trazo grueso los asistentes y, anotados de puño y letra dos de los “acogidos” al capítulo 39…confío en no haber dejado a nadie atrás, ya que los apuntes fueron tomados in situ.
 

    Para mí fue algo extraordinario, poder estar cerca de tan buenos conocedores, gente del mundo de la empresa, el estudio o autores destacados…con una cosa clara en todos los asistentes que Extremadura tenía potencial para sacar adelante una Asociación de este tipo y que tenía materia patrimonial y literaria para darla a conocer y divulgar esta riqueza propia.
    La sede primera, de lo que dimos en llamar Asociación de Bibliófilos Extremeños, se asentó en la Real Sociedad Económica de Amigos del País, en la Biblioteca Histórica -¿Qué mejor sitio?- de la misma.
       No perdimos el contacto, y la labor de Joaquín, bien conocida que es, nos mantuvo con la ilusión permanente hasta la constitución como Asociación de pleno derecho.     Una nueva reunión, en nuestra temporal sede, el 14 de diciembre de ese 1991, sería el punto de partida oficial. Allí, don Julio Cienfuegos propondría el nombre UBEX, siguiendo el seudónimo “Un Bibliófilo Extremeño” de Rodríguez Moñino…
    Guardo de esta última reunión un par de diapositivas de los asistentes, no son afortunadas en calidad pero, al igual que aquella primera convocatoria representan para mí, treinta años después, el orgullo infinito de haber podido formar parte de esta aventura, de conocer, tratar y, en algún caso mantener lazos de amistad con gente extraordinaria del mundo de la cultura y la literatura. Y, desde luego, todo mi agradecimiento por la delicadeza en el trato y la deferencia con que me acogió y siempre me ha tratado Joaquín González Manzanares, bibliógrafo extremeño.
    Aquí seguimos, no tan activos en la UBEX como desearíamos, pero admirados de su labor y de lo conseguido: sus publicaciones, homenajes, facsímiles, conferencias y exposiciones, el Día del Bibliófilo, sus orientaciones y, sobre todo, el amor por la cultura extremeña y su puesta en valor. Gracias a todos por lo que aportáis al conocimiento de un pueblo como el extremeño, tan rico en Cultura que casi la desconoce…

Badajoz, 27 de abril de 2021

Álvaro Meléndez Teodoro.


LA BIBLIOTECA DE YUSTE RECUPERADA PARA EXTREMADURA.




Cantorales recuperados para Yuste. (Foto UBEx 2019).


La biblioteca monástica de Yuste, recuperada para Extremadura

El pasado 22 de marzo el periódico HOY anunció, y laUBEx se hizo eco de la noticia,  que la Junta de Extremadura  recibirá de fondos europeos 500.000€ para financiar los trabajos de inventariado, catalogación y digitalización del fondo bibliográfico que los monjes Jerónimos custodiaron en el Monasterio de Yuste, desde el año 1958 (Centenario del Emperador)  hasta el año 2010.

     Por problemas internos, prácticamente desaparece la Orden Jerónima en Yuste,  y los pocos que quedan se marchan con sus enseres al Monasterio del Parral en Segovia. La biblioteca monástica, integrada por unos 45.000 volúmenes, marcha a la sede madrileña de la Universidad Pontificia de Comillas, (con autorización de Patrimonio Nacional que gestiona el Monasterio y palacio de Carlos V desde 2004).

     Para su catalogación y digitalización buscaron el patrocinio del Banco de Santander, pero la crisis económica hace inviable el proyecto y la Junta de Extremadura, muy sensible con el patrimonio bibliográfico extremeño, recuperó para Yuste la Biblioteca Monástica en el verano de 2019. 



Acto de recepción de la biblioteca en Yuste. 18 Julio 2019. (Foto UBEx 2019).

    Estos fondos proceden de tres colecciones, según el diario HOY: la de la biblioteca monástica (unos 29.000 volúmenes), el denominado fondo antiguo (unos 600 libros), y por último, los 15.000 títulos, aproximadamente, que donó Vicente de Cadenas y Vicent. 

    De la Biblioteca del Monasterio no podemos opinar porque desconocemos su procedencia y desde cuando están en Yuste, pero del legado de Cadenas sabemos que fue reclamada su devolución, por los herederos de Cadenas a los monjes Jerónimos y a Patrimonio Nacional. La donación fue a una institución pública que representara la memoria de Carlos V, y a reclamación no prosperó. 

Vicente de Cadenas y Vicent (Madrid, 1915 -2005).

    Bibliófilo, falangista, tradicionalista y genealogista, desde muy joven participó en el aparato de difusión de Falange por mandato del propio José Antonio Primo de Rivera. Estuvo en Alemania e Italia para aprender las técnicas de propaganda de masas. Pasadas las guerras civil de España y la II guerra mundial, fundó la Asociación de Hidalgos, y desde ahí creó una serie de instituciones vinculadas con los estudios genealógicos como el Instituto “Salazar y Castro” (C.S.I.C.), y como órgano de difusión la revista Hidalguía, con periodicidad bimestral desde 1953, y editora de libros relacionados con la genealogía, las órdenes militares y fueros. 

    El propio Cadenas tiene la autoría de varias docenas de libros (quince de ellos dedicados a Carlos V). En la bibliografía de su primer libro “Saco de Roma de 1527 por el ejército de Carlos V “. Revista Hidalguía, 1974 de 435 páginas, llama la atención al afirmar contundentemente que toda la bibliografía está en la biblioteca del autor, con  más de 10.000 referencias  relacionadas con la influencia y presencia de España en Italia,  nos cuenta las vicisitudes y el largo camino que emprendió desde 1938 para estudiar la historia española en Italia, recorriendo y buscando por los archivos y libreros anticuarios de Italia, especialmente en Génova donde residía. 

    Incrementó su colección gracias a un librero de Nápoles que le ofreció un legado, de más de 3.000 folletos de otro bibliófilo fallecido al final del XIX. En plena II guerra mundial (1944), huyendo de las bombas, trasladó sus libros a un lugar más seguro “17 quintales embalados en grandes cajones” hasta la casa de unos primos de su futura mujer, en un pueblo perdido en los Apeninos toscanos, y en 1945 relata:  “lo que los alemanes habían respetado durante siete meses, los cultísimos yanquis lo desbarataron en su primer día de ocupación, abriendo los cajones, destruyendo y quemando libros y apropiándose de una parte de ellos.” La mayoría destruidos y otros vendidos a bibliotecas americanas, algunos ejemplares,  por casualidades de la vida, fueron posteriormente localizados, identificados y reclamados por su “ex libris”, pero no devueltos. Otros, por las gestiones diplomáticas del embajador de España en EEUU, le fueron indemnizados varios años después, como los más de 500 ejemplares adquiridos por la biblioteca de San Diego (California). 

    Como caballero define al librero anticuario de Florencia, que adquirió un lote para devolvérselo  al ver su conocido “ex libris” de la colección Cadenas. Perdió con la guerra europea tres cuartas partes de su biblioteca particular, pero sus conocimientos y pasión libresca, ahora imparable, le permitió reconstruir y ampliar considerablemente su biblioteca y  enviarla  a España “compuesta por 53 cajones y que forman en la actualidad  mi biblioteca sobre la denominación de España en Italia… a los que se unen cinco mil fotocopias de documentos, más de mil quinientas fotografías de retratos, y monumentos relacionados con el tema y unos veinticinco mil microfilms correspondientes a documentos italianos relativos a estos asuntos”.


Joaquín González Manzanares.


ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LA FERIA DE CAMPANARIO

       






ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LA FERIA DE CAMPANARIO

          Corría el mes de febrero de 1752 cuando ejercía el cargo de Procurador Síndico del Común en Campanario, Bartolomé Rodríguez Chacón, o sea, el que representaba y defendía los intereses del pueblo ante el concejo —lo que hacía en Roma el Tribuno de la Plebe y, en la actualidad, en España y autonomías, el Defensor del Pueblo—. No sabemos si de iniciativa propia de sus funciones o acordado por algún grupo —que debió ser, en este caso, bastante numeroso— Rodríguez Chacón se dirigió al alcalde, Diego Sánchez Donoso, proponiéndole el cambio de lugar para la celebración de la feria de Gamitas a Piedraescrita, alegando:

          Que desde tiempo inmemorial, se viene celebrando el segundo jueves de marzo un mercado o feria, en una finca de la Real Dehesa de la Serena, denominada Gamitas, próxima al Camino Real y a la cañada real Leonesa, situada en la confluencia de los ríos Zújar y Guadiana. La fecha de celebración, en los últimos días del Invierno, era frecuente que coincidiese con malos temporales y desbordes en los ríos y arroyos que con frecuencia impedían el paso de las barcas y el vadeo de los mismos que algunos cruzaban con gran riesgo de perecer ahogados.

          A pesar de distar dos leguas de la villa de Campanario se halla en su jurisdicción por lo que tiene que asistir uno de los alcaldes ordinarios con vara alta de justicia acompañado de regidores, escribano y numerosas personas por contener y evitar excesos  y tropelías que puede ocasionar la concurrencia que hay de crecido número de gente de diferentes villas y lugares. El lugar de celebración es un campo raso sin protección ni resguardo alguno, regularmente, “obligado por la destemplanza de los temporales, y a veces impedidos con la furia de dos crecidos ríos, no pueden venderse las mercancías, dicho señor alcalde con su séquito se ve obligado a retirarse o a no concurrir; experimentándose de esto (como se hallan sin la autoridad de justicia que los refrene) motines, pleitos y quimeras con las malas resultas de golpes y heridas muy peligrosas…”Ante estas evidencias, Bartolomé Rodríguez Chacón recuerda a los señores miembros del Concejo que en el sitio donde se halla la ermita de “nuestra Señora con el título de Piedra Scripta”(1) , a una legua escasa del pueblo, sería más conveniente la celebración de este mercado, pues en presencia de “tan celestial señora se serenarían y aplacarían  los más enconados disturbios”. La dotación de portales servirá de cobijo para mercaderes, concurrentes y mercancías y se logrará “sosiego y quietud”. Estas y otras recomendaciones alegó el Síndico Bartolomé en su alegato para pedir el cambio de lugar de la feria de Gamitas a Piedraescrita.

          La exposición hecha por el síndico era conocida de todos los componentes del Concejo y, “por ser cierta, púbica y notoria”, firmaron los señores don Diego Sánchez Donoso, don Pedro Díaz Horrillo, don Juan Antonio de Salcedo, don Juan Donoso Palomo, don Bartolomé Donoso Daza, don Juan Antonio González de Mendoza, don Joseph Valdivia y Mendoza y Francisco Gallego Barbudo, para que se haga presente a su Majestad. No era frecuente en este tiempo llegar a acuerdos  unánimes en el consistorio, pues en los documentos se reflejan constantemente las disputas por nombramientos de cargos, de las familias Donoso, Salcedo y González de Mendoza. Entre unos u otros, estas familias, gobiernan en Campanario casi un siglo.

          Por la cercanía de la celebración de la feria y no dar tiempo para que dé conformidad S.M., la primera se celebra sin autorización real. Mediante misivas se hace saber a todos los pueblos que solían concurrir y, con pregones, a los de Campanario. Una vez  en la ermita, se comunica de viva voz a los mercaderes por el alcalde que respeten los precios sin alza y cese la venta al “caer el sol”. La procesión de la Sagrada Imagen se realizó alrededor  de la ermita, cantando arias en las paradas y con gran contento de devotos y autoridades. Satisfecho debió quedar también el mayordomo que así lo manifestó emprendiendo, al año siguiente, la obra de la construcción del camarín. También se acuerda que esta feria, en algún tiempo, si no se celebrase en dicho “santo” lugar, se ejecute en la jurisdicción de “esta” villa, aunque sea “dentro del pueblo”. Quedaba abierta la opción de trasladarla a la población.

          Ya en 1750, se había traído la imagen al pueblo para efectuar rogativas ante una pertinaz sequía e invasión de una plaga de langosta. De los 29 días que estuvo la Virgen en el pueblo llovió casi todos ellos  y la plaga de langosta se contuvo. La alegría de los vecinos fue tal que lo celebraron con música de cuerda, tecla y boca, repique de campanas y fuegos.

          En 1760 el ayuntamiento, a petición de los vecinos, decide que se traiga la Virgen al pueblo todos los años en la víspera del segundo jueves de marzo y se celebre su fiesta. Quedaba vinculada la feria con la traída de la Sagrada Imagen —“La Entrada”— como es conocida esta acción por todos los campanarienses. 

          Tres son las fiestas dedicadas por su pueblo a la patrona de la Serena: Romería el lunes de Pascua desde 1895, siendo cura regente don León Aguado y Palma, hasta esta fecha se celebraba el martes; Feria de Abril —antes el segundo jueves de marzo— y, desde 1955, el aniversario de su coronación canónica.

          Si visitas Campanario, podrás ver en la arcada de la fachada del ayuntamiento una lápida de bronce, de 60 por 40 cms., regalo del ayuntamiento de Santiago de Chile, a instancias del erudito chileno, don José Toribio Medina y Zavala que, habiendo leído los trabajos de investigación del párroco, don Antonio Manzano Garías, sobre el origen de Pedro de Valdivia, se inclinaba por su nacimiento en Campanario. Fue inaugurado el 15 de marzo, segundo día de feria de 1932. Se descubrió la lápida que estaba oculta por la bandera nacional (republicana) y la chilena, a los acordes de La Marsellesa (2) . D. Antonio Manzano, artífice de estos logros, no fue invitado al acto.

          El 7 de agosto de 1936, la imagen de la Virgen fue quemada junto a las demás de todas las iglesias del pueblo. En 1938 Campanario pueblo fue conquistado por las fuerzas franquistas, estableciéndose el frente en el santuario de Piedraescrita, por lo que no se le pudo rendir culto en su santuario hasta 1939. En el año 1940, el imaginero sevillano Rivera reproduce una nueva imagen tallada de madera de cedro, imitación de la primitiva. A partir de los años cuarenta, la feria se celebra los cuatro últimos días de abril. En el centro del pueblo en un principio, más tarde en el parque y, hoy día, a la salida de la carretera de Quintana de la Serena.


    La Virgen de Piedraescrita, es patrona principal de la Serena, desde su coronación como tal en 1955, y patrona mundial de los epigrafistas, desde su nombramiento el  1  de septiembre de 1989 por la Kommission Fur Alte Geschite und Epigraphik des Deutschen Archaologischen Instirututs. Munchen. Así se lo comunica a don Pedro Morillo-Velarde Gómez, párroco de Campanario, en carta el profesor Dr. Armin U. Stylow.         

 2. La banda que interpretó La Marsellesa, pertenecía al regimiento de Castilla 16, no tenían partitura del Himno de Riego y no sabían memorizarlo. Enterado de ello el alcalde, ordenó que tocasen el himno de Francia.



Campanario, 8 de marzo (segundo jueves del mes) de 2021. Bartolomé Díaz Díaz.